¡¡¡Y por fin llegó el desconfinamiento!!!
Bueno, en realidad no se ha terminado el estado de alarma ni el desconfinamiento, pero como la Comunidad de Madrid había pasado a Fase 2 podíamos hacer una ruta de más de 10 miembros (este problema no lo tenemos porque nunca somos más de 6) y podíamos salirnos de la zona comprendida fuera de nuestra localidad. Siempre con las medidas de seguridad sociasanitarias, mascarillas en espacios cerrados, aglomeraciones de personas, gel hidroalcohólico e higiene.
No hemos estado parados estos meses.
Durante la semana nadie se animaba a lanzar la caña para poder quedar de una vez por todas, parecía como que no nos atrevíamos. Muchos de nosotros hemos estado saliendo durante estas semanas, casi incluso más que antes del estado de alarma.
Pero no hemos salido más allá de los límites del término municipal. Puede que algún metro si que hemos pisado fuera de el pero es que los caminos a veces quedan trazados de tal manera que o le pisas el "sembrao" al Tio Paco o te despeñas por algún cortante.
Llegó el día del Señor y los parroquianos acudimos a nuestra cita.
Pero llegó el día y casi sin saber cuantos acudiríamos a la cita, se propuso ir todos de uniforme con nuestra nueva equipación, al punto de salida habitual.
A las 07:00 horas del Domingo estábamos como un clavo José Luis, Fermin, Ángel (con su flamante nueva bici doble), Jorge y Sergio. No estaba mal, 5 miembros.
La noche anterior y como viene siendo habitual, Jose Luis había preparado una ruta, con su GPS y su especial habilidad y experiencia que prometía ser divertida, exigente y sobre todo que nos iba a poner a prueba.
Saludos, choques de codo y sobre todo alegría por vernos las caras de manera presencial después de tanto tiempo comenzamos a rodar tomando el Camino del Cementerio viejo de Alcalá (la visita al cementerio sería un habitual durante esta sesión de hoy).
Enfilando la carretea de Ajalvir hasta el camino que bordea la base aérea de Torrejón. De momento esta primera parte no distaba de lo que habíamos venido haciendo algunos estas semanas atrás, pero cuando bordeamos la base aérea pegados a las pistas de aterrizaje una extraña sensación nos invadía. Sentíamos que estábamos haciendo algo diferente. No eres consciente de la suerte que tienes de poder disfrutar de tantos caminos hasta que te ves obligado a limitarte a una zona acotada, una restricción de movimientos o una situación de excepción como la que estamos viviendo.
Camino hacia Ajalvir bordeando Daganzo.
Rodando dirección Daganzo este quedó a nuestra derecha y afrontamoss nuestro primer repecho del día dirección a Ajalvir. Un error de cálculo nos llevó a desembocar en un campo recién arado que a muchos nos hizo demostrar pericia y habilidad para no caernos. Compaginandolo con un molinillo para no perder tracción ni dar con los huesos en el suelo.
Llegamos a Ajalvir y buscando el camino nos dimos un garbeo por un polígono para terminar tomando la calle del Calvario hasta el segundo cementerio del día el cual dejamos a nuestra izquierda y seguimos ruta hacia ruta Cobeña.
De Ajalvir a Cobeña.
Rodábamos alegremente como si todos estos meses no hubieran pasado ni llevásemos tanto tiempo confinados en casa dándole al rodillo, a la bici de Spining o al sofá. Como era una ruta creada a mano desde una aplicación por el GPS del grupo, Jose Luis, tuvimos una pequeña sorpresa llegados a Cobeña ya que la trazada del mismo nos indicaba que teníamos que poder pasar por un sitio prácticamente imposible. Una pared de más 100 metros de altura (llamado el Cerro del Castillo) nos impedía salir de la urbanización en la que estábamos y tras varias vueltas por la misma, decidimos echar bici al hombro y saltar a la carretera M103. Un vado lleno de maleza, juncos y junto con los quitamiedos de separación de la carretera nos hizo echarnos unas risa, unos resoplidos y algún que otro pinchazo en las piernas.
Rápidamente encontramos el camino una vez bordeado el Cerro del Castillo para enlazar con una pendiente que nos pasó de un -2,5% de desnivel al 15,3% en 300 metros. Decidimos descender a un pequeño parque natural donde había un lago con patos ubicado en la Dehesa de Cobeña. Recorrimos el camino que bordea el lago y continuamos ruta hacia Algete.
Rápidamente encontramos el camino una vez bordeado el Cerro del Castillo para enlazar con una pendiente que nos pasó de un -2,5% de desnivel al 15,3% en 300 metros. Decidimos descender a un pequeño parque natural donde había un lago con patos ubicado en la Dehesa de Cobeña. Recorrimos el camino que bordea el lago y continuamos ruta hacia Algete.
De Cobeña a Algete, pasando por el tercer Cementerio.
Llegamos a Algete por el camino del cementerio, el tercero de la ruta y como Sergio conoce Algete muy bien desde hace más 20 años nos recomendó una churreria para tomar un café (rico no desatascante) y alguna porra. Estaba de bote en bote pero conseguimos una mesa en la terraza. Aparcamos las bicis, nos pusimos las mascarillas y degustamos una porras que la verdad estaban bien buenas. Nada grasientas (algunos pidieron hasta dos) y el café estaba bien rico.
De Algete a Fresno del Torote.
Una vez recobradas las fuerzas enfilamos la parte más dura de la ruta. Llevábamos 30 kms y el camino no nos lo iba a poner fácil. Una vez abandonado Algete, dejando el camino que va a Alapardo a la izquierda, tomamos un camino que en su primer tramo estaba en perfectas condiciones pero a medida que íbamos acercándonos a Fresno del Torote no sabemos si por el poco uso o las lluvias de esta primavera estaba lleno de piornos, cardos, hierba y prácticamente el camino estaba casi desaparecido. Una vez pasadas estas vicisitudes, llevando 3 horas de ruta (con sus paradas) y 35 km por fín el camino se despejó y bajamos hasta Fresno del Torote.
Fresno del Torote, un pueblo
fantasma.
Personalmente era la primera vez que pasaba por allí y el pueblo me causó
verdadera impresión. Nada más entrar por el camino que desemboca en el pueblo, todas las casas están abandonadas, casi derruidas. Llama especial atención el contraste de la Iglesia y su torre en perfecto estado en comparación con todas las casas que íbamos viendo.
Indagando sobre este municipio despoblado podemos encontrar que pertenece a la Comunidad de
Madrid (cosa de agradecer porque no podemos salir de la misma). Está situado en la comarca natural de la Campiña del Henares a 15 km
de Alcalá de Henares y a 34 km de Madrid. La casi totalidad de sus habitantes
censados residen en la pedania de Serracines. Recorrido por el Rio Torote que
le da el nombre.
Un poco de Historia: Fue fundado por el primer Marqués de Santillana en el Siglo XV. En la sacristía de la iglesia de la Asunción apareció en el año 2000 un ataúd que contenía los restos de Juan Hurtado de Mendoza y Luján, el que fuera confesor del rey Carlos V.
Aquí dejamos unas fotos cuya fuente son de Internet:
De Fresno del Torote a Alcalá de Henares.
Abandonamos Fresno del Torote y cruzamos el río que le da nombre al mismo Torote, que además
pasa por Alcalá de Henares. Llevábamos 37 km y nos quedaba aún un buen trecho por delante con la última subida de las más duras que hicimos.
Afrontando en 1 km una subida de casi 100 metros de desnivel acumulado y con rampas de entre el 8% hasta el 15% observamos que unas cuantas águilas de casi 90 cm de altura parecían vigilarnos para ver si podríamos ser su comida del día.
Llegamos al cruce de caminos que nos llevaría a Meco (ruta original) pero viendo que llevábamos casi 40 kms y a algunos les flojeaban ya las piernas decidimos seguir camino en dirección Alcalá de Henares y así completando los más de 50 km´s. Los últimos 10 km los hicimos de manera alegre y a bastante velocidad con pendiente positiva, lo que nos hizo rodar en ocasiones por encima de los 35Km/hora.
Buena ruta para ser la primera después de tanto tiempo sin vernos las caras y medirnos en los caminos.